De paseo por el mundo
El habito del collar y la correa tiene que empezar en casa, antes de sacar el chow chow a pasear por el barrio. El collar debe ser de piel ligera y tubular o de tejido, que no estropean el pelo. En ningún caso sera de metal, porque le arrancara el pelo. Para lograr que el cachorro acepta el collar hay que acostumbrarlo gradualmente. Primero se los pondremos algunos minutos, haciéndolo jugar para olvidar la molestia. Durante este periodo intentaremos que nos siga, nos pondremos a su derecha (sin correa) y le hablaremos continuamente para atraer su atención y se olvide de ella.
Cuando se haya habituado al collar; le enganchamos la correa, pero dejando que la arrastre. Cuando haya pasado un tiempo, sujetamos la correa y le llamamos dulcemente para que nos siga. El creerá que se trata de un juego y, con un poco de paciencia nos acompañara. En ningún caso tenemos que arrastrarlo o agobiarlo, sino todo lo contrario, procuraremos ser amables y tolerantes mientras le estemos enseñando. Las “clases” deben de ser cortar y divertidas, si queremos que el cachorro asocie una sensación agradable con el collar y la correa.
Si disponemos de un espacio al aire libre, al que podamos acudir con regularidad, es conveniente llevar al chow chow porque favorece su socialización y estimulación mental.
El chow chow tiene un gran sentido de la libertad. Sea cachorro o adulto, nunca hay que dejarlo suelto durante el paseo. Hasta el mas educado y obediente podría encontrar algo interesante al otro lado de la calle y cruzar sin tener en cuenta los automóviles. Nada le podrá detener, ni tan siquiera nuestra desesperada llamada.
Viajes y vacaciones
A muchos chow chow les gusta viajar en automóvil. En cualquier caso, es conveniente empezar a acostumbrarlo pronto a viajar, para que de adulto no se sienta incomodo. Al principio los itinerarios serán cortos, después se alargaran paulatinamente. Es útil llevar en el interior del coche una correa para sujetar al chow chow para que no salte al exterior cuando la puerta este abierta.
No deberemos permitirle que se instale en el asiento delantero, ya que en caso de producirse un frenazo o una curva violenta podría hacerse daño o caernos encima.
Si el chow chow se divierte viajando, llevemosle siempre que sea posible con nosotros. Cuando tengamos que dejarlo en el interior del automóvil parqueado, dejaremos las ventanillas suficientemente bajadas para permitir una buena ventilación. En verano tomaremos la precaución de parquearnos en la sombra. No olvidemos que la posición del sol, sobre todo en verano, cambia en poco tiempo y el coche que había sido parqueado en la sombra puede acabar a pleno sol, con lo que se transforma en una sala de torturas para el chow chow. De todos modos no hay que dejarlo solo demasiado tiempo. Cuando el vehículo este en marcha no le dejaremos sacar la cabeza por la ventanilla, porque le podría dar un golpe de aire que le produciría molestias en los ojos y en los oídos.
Si el viaje tiene que ser necesariamente largo, llevaremos alimento seco y agua, y efectuaremos una parada cada dos horas para que el animal pueda desentumecer las patas y hacer sus necesidades.
Si tenemos que salir al extranjero, tendremos que informamos sobre las vacunas necesarias. A este respecto, sepamos que la vacuna contra la rabia es obligatoria en todos los países.
Si pasamos las vacaciones en la montaña, el clima fresco y el aire limpio beneficiaran a todo su organismo, en general y en concreto al manto.
No debemos tener ningún reparo en elegir una localidad costera para las vacaciones. El chow chow se adapta bastante bien al clima templado, siempre y cuando no haya una humedad excesiva, no pase demasiadas horas al sol y pueda disponer de un espacio verde.
Si no es posible que el perro nos acompañe, lo dejaremos con alguien que lo conozco desde hace tiempo.
Lo ideal seria que dicha persona pudiera desplazarse a nuestra casa, al menos durante media jornada. Con toda seguridad el chow chow nos echara de menos, pero de este modo no se vera privado de sus costumbres y de su medio ambiente.
Siempre hay algún miembro de la familia dispuesta a aceptar la compañía y a ocuparse gustosamente del pequeño.