Salud e Higiene
Cuando se compra o se recibe como regalo un perro, ya sea cachorro o adulto, el primer instinto es acariciarlo para mostrarle nuestro afecto.
Sin embargo, hay que recordar que en aquel preciso instante nos convertimos también en responsables de su estado de salud.
Las enfermedades y los peligros sanitarios en general son múltiples, y no debe pretender convertirse en veterinario improvisado.
Es una buena norma que el veterinario sea una persona experta y profesional que, del mismo modo que todas las familias tiene un medico de confianza, conozca al perro, lo vacune oportunamente e intervenga en caso de enfermedad. La relación de confianza entre el propietario del animal y el veterinario es fundamental para un correcto diagnostico y la consiguiente terapia. En su ausencia, y en caso de extrema necesidad, podremos acudir a centros de urgencias, que nos atenderán incluso de noche.
Hoy en día, entre los veterinarios existen también especialistas oficialmente reconocidos en el tratamiento clínico de los animales de compañía. Es decir, hay expertos en áreas específicas, como cardiología, oftalmología, traumatología, homeopatía, oncología, y otras especialidades. No obstante, es aconsejable que sea el propio veterinario quien recomiende el especialista que conviene visitar en cada caso.
Será usted quien pase la mayor parte del tiempo con nuestro amigo de cuatro patas y, por lo tanto, deberá observarlo con atención en los principales momentos del día: hora de la comida, de pasear, de jugar y de dormir.
Debe procurar captar las pequeñas diferencias de comportamiento y generales sospechosas de un estado de malestar. En ciertos aspectos, el perro puede considerarse como un bebe que no tiene la posibilidad de expresar sus sensaciones verbalmente, sino que solo puede hacerlo mediante comportamientos específicos y vocalizaciones particulares. Veamos entonces los signos generales a los cuales se debe prestar atención y que, en caso de prolongarse, requieren la intervención del veterinario.
Sería un erro creer que conocemos todos los síntomas y enfermedades del perro, y que podemos curarlos nosotros mismos. Lo más importante es saber cuando la situación exige la pronta intervención del veterinario y cuáles son los síntomas de las patologías graves.
Síntomas de enfermedad grave:
- Respiración y latido cardiaco lentos, acelerados, arrítmicos o superficiales
- Temperatura corporal: baja (hipotermia) o alta (fiebre)
- Melena (presencia de sangre en las heces).
- Hematuria (presencia de sangre en la orina)
- Hematemesis (vomito con sangre).
- Rinorragia (hemorragia nasal).
Existen algunos parámetros fisiológicos que se pueden tomar como referencia para valorar el estado de salud del perro. Será útil recordar que el perro tiene que ser examinado en reposo, ya que el esfuerzo físico o la actividad motivada por el juego provocan aceleración de la respiración y del ritmo cardiaco, o incluso un aumento de temperatura sin que ello sea patológico.