Consejos para los primeros auxilios

Cómo actuar con un perro accidentado

El perro accidentado, generalmente atropellado por un vehículo, casi siempre está muy atemorizado y desorientado. Por este motivo es conveniente acercarse a él con cautela para evitar que el miedo aumente y el animal intente la fuga. Se le debe hablar con voz tranquila para calmarlo, más que obligarlo a estar quieto. Si el accidente ha sido particularmente violento podría producirse un estado de shock con fuertes dolores debidos a las heridas y las contusiones. En este caso también es oportuno acercarse lentamente y hablarle pausadamente, para que el perro reconozca la voz de su dueño y se tranquilice. No hay que hacer movimientos bruscos. Se debe ir con cuidado porque el miedo y el dolor le pueden provocar reacciones particularmente irritables y agresivas, y en respuesta a nuestros cuidados recibiríamos un mordisco. Si se considera oportuno se le puede poner un bozal o una ligadura de emergencia antes de moverlo o levantarlo. Se debe intentar mantener la tranquilidad porque el animal puede percibir nuestro estado de tensión, que puede aumentar su irritabilidad. El perro debe ser manipulado con suavidad para no agravar las heridas sufridas y tiene que ser trasladado lo más rápido posible al veterinario o a un centro de urgencias.

Cómo transportarlo

Si el perro no es capaz de alzarse por su propio pie y de andar, hay que levantarlo del modo menos traumático posible.

Los perro pequeños o de talla mediana se pueden sostener pasando un brazo por debajo del vientre o del tórax; no se debe sujetar por las patas, que podrían estar fracturadas.

Se hará el menor número posible de desplazamientos. Si las extremidades posteriores nos parecen totalmente paralizadas deberemos sospechar que la columna vertebral puede estar lesionada. En tal caso procuraremos evitar cualquier movimiento, que podría ser peligroso para la recuperación de la funcionalidad de la medula espinal.

Cómo tratar una herida

No es posible extenderse en los distintos tipos de heridas que un perro puede producirse jugando, trabajando o, a veces, incluso comiendo. Sin embargo algunas reglas generales pueden servir de ayuda.

Como primera regla hay que cortar la hemorragia comprimiendo la zona herida con un pañuelo o trapo limpios. Si la hemorragia es intensa, por ejemplo en las heridas en las patas, hay que intentar bloquearla presionando por encima del corte, y enseguida notaremos una disminución del flujo. Para efectuar un torniquete se puede utilizar un cinturón, una cuerda o una corbata, que apretaremos fuertemente, e iremos aflojando aproximadamente cada diez minutos para dejar que un poco de sangre circule por la pata. En cambio, si la herida está localizada en el abdomen o en el tórax, procuraremos hacer una compresión con una toalla o un trapo doblados. En la mayoría de casos esto basta para detener la hemorragia, aunque en algunas ocasiones es necesario que el veterinario suture el vaso sanguíneo roto para bloquearla definitivamente.

El segundo paso consiste en desinfectar y lavar la herida, eliminando la tierra y la suciedad. Hay que tener cuidado si el perro está nervioso porque podría mordernos. Antes de efectuar la cura hay que ponerle el bozal. Una vez limpia y desinfectada, se coloca una gasa provisional encima de la herida que la protegerá de posibles infecciones y se hará visitar el animal por el veterinario, que constatará el daño real. Las heridas en las patas pueden afectar también a tendones y nervios, que deben coserse rápidamente para evitar lesiones de carácter crónico.

Si se trata de una herida abierta hay que lavarla con una solución fisiológica y agua oxigenada. A continuación, se cubre con una gasa y se acude rápidamente al veterinario. Los tejidos afectados pueden infectarse con facilidad, lo que podría generar enfermedades de difícil curación (osteomielitis).

Lesiones en ojos, orejas y nariz

Las garras de los gatos o de otros perro pueden lesionar la cornea, incluso con una cierta gravedad. También son peligrosos los golpes violentos capaces de sacar el globo ocular de la órbita. En todos los casos hay que lavar el ojo herido con solución fisiológica, agua bórica o, si no hay otra cosa a mano, con agua limpia. El ojo afectado se protegerá con un pañuelo húmedo mientas se acude rápidamente al veterinario. Hay que proceder con cuidado porque las heridas en los ojos son muy dolorosas.

Las heridas más frecuentes que se producen en las orejas son el corte o el hematoma interno en el pabellón auditivo (otohematoma). En ambos casos hay que procurar cortar la hemorragia comprimiendo la parte afectada o vendando la oreja contra la cabeza y aplicando hielo. Es conveniente consultar lo antes posible al veterinario.

Las hemorragias en la nariz son quizá las que más inquietan al propietario. Generalmente el perro nota la sangre que pierde y al molestarle estornuda, con lo que esparce gotitas rojizas a su alrededor. La rinorragia puede estar causada por envenenamientos o por pequeños cuerpos extraños que se han introducido en la nariz y lesionan un capilar, además de generar una fuerte irritación que hace estornudar violentamente al perro. Procuraremos cortar el flujo de sangre con compresas de hielo y nos dirigiremos al veterinario.

Quemaduras

No es muy frecuente que el perro sufra quemaduras, por lo menos producidas pro fuego, dado su instinto innato de alejarse de él. Sin embargo, puede haber otras causas, como una olla de comida con agua hirviendo, o bien sustancias químicas irritantes que le caigan encima accidentalmente. Lo primero es lavar la zona afectada con agua fría, que eliminara la sustancia irritante y enfriara la zona, en caso de quemadura por calor. A continuación se preparan compresas frías que se colocaran sobre la parte afectada para reducir la vasodilatación. Luego se cubre la quemadura, a la espera del veterinario, que controlará el estado de shock que puede generarse como consecuencia de la quemadura.

Congelación

No es un fenómeno frecuente en nuestras latitudes, aunque puede darse en la montaña. Normalmente afecta a las extremidades y a las puntas de las orejas. En caso de producirse instalaremos al animal en un lugar caldeado y lo taparemos para hacer subir la temperatura corporal. Practicaremos masajes con fuerza en las partes congeladas e intentaremos calentarlas con paños calientes o bolsas de agua caliente. El color rosado en la piel indicara la reanudación de la circulación.

Ahogo

Esta emergencia requiere  una intervención rápida. Hay que mantener abierta la boca del perro, que estará intentando expulsar el objeto extraño, bajarle le lengua y mirar el fondo de la garganta para intentar localizar el objeto extraño y poder extraerlo. Para evitar que el perro nos muerda hay que oprimir un poco del labio entre los dientes para que no pueda cerrar la boca. Si no se observa nada y el perro es de talla pequeña lo agarraremos por las patas posteriores y lo sacudiremos para que el cuerpo extraño caiga hacia abajo. Si el perro es demasiado pesado para permitir esta operación, le daremos unos golpes decididos, pero no demasiados violentos, en el tórax, con la idea de que el aire expulsado pueda mover el objeto oclusivo.

Crisis convulsivas y excitatorias

Generalmente la crisis convulsiva asusta al propietario, sobre todo si es intensa y si se trata de la primera vez. En tales circunstancias procuraremos tener al perro en un lugar sin aristas ni cantos en donde el animal no pueda herirse durante la frase convulsiva y excitatoria. Pasada la crisis dejaremos al animal tranquilo en una habitación sin ruidos y con poca luz, hasta que esté totalmente recuperado. Lo cubriremos con una manta. Una vez haya sido superada totalmente la crisis (normalmente dura pocos minutos) lo llevaremos al veterinario.

Como administrar los medicamentos

Desgraciadamente un perro enfermo es irritable y no está siempre dispuesto a tomar los medicamentos de buena gana.

El primer intento debe realizarse con astucia, el segundo con decisión.

Los fármacos por vía oral son de varios tipos, pero para nuestra comodidad podemos subdividirlos en comprimidos, capsulas, caramelos, etcétera, y fármacos líquidos.

En el primer caso se puede intentar ocultar su sabor con un alimento que le guste especialmente al perro (queso, carne). Si se trata de polvos o comprimidos troceados se puede intentar mezclarlos con un poco de carne, dándole el resto de la ración después de haber comprobado que el perro se ha comido toda la primera porción. Sin embargo, hay casos en que el fármaco no puede ser mezclado con el alimento porque puede estropearse, o bien porque su sabor es tan fuerte que el perro lo descubre y rechaza la comida. En este caso habrá que abrir la boca del perro, introducir profundamente el comprimido, cerrarla rápidamente y, manteniendo la cabeza hacia arriba, practicar un masaje en la garganta del animal para estimular la deglución. Hay que asegurarse de que el perro haya tragado el fármaco, porque a veces lo retiene en un rincón de la boca y lo escupe apenas nos damos la vuelta.

Los fármacos líquidos pueden ser suministrados con jeringas sin aguja, con peras de goma o con cuentagotas. Se mantiene la cabeza del perro levantada, se introduce la jeringa en un ángulo de la boca entre los labios y se hace fluir lentamente el producto para permitir su deglución. No se deben suministrar nunca los líquidos manteniendo la coca abierta a la fuerza, ya que se impide la deglución y se puede provocar ahogo.

Fármacos inyectables

Este tipo de fármacos se suministra mediante inyecciones subcutáneas, intramusculares o intravenosas.

El propietario debe aprender a poner las subcutáneas para seguir el tratamiento dictado por el veterinario. Para ello usara, igual que para las personas, jeringas de un solo uso o esterilizadas.

Se tiene que levantar un pliegue de piel en la espalda, entre el cuello y el flanco, se desinféctala piel levantando el pelo, y se introduce la punta de la aguja en dirección paralela a la espina dorsal del perro. A continuación, se inyecta el fármaco. Si el producto es irritante otra persona deberá encargarse de sujetar al perro.

Fármacos para las otitis

Se mantiene levantada la punta de la oreja y se introduce el cuentagotas en el conducto auditivo. Dejaremos caer las gotas y, a continuación, daremos un leve masaje en la parte inferior de la oreja para distribuir uniformemente el producto. Durante algunos minutos mantendremos inmóvil la cabeza del animal, para el líquido que le irrita el oído.

Fármacos para los ojos

Se mantiene la cabeza del perro levantada y se dejan caer las gotas de colirio sobre la cornea. Si la presentación del medicamento es en forma de pomada bajaremos el parpado inferior y la colocaremos por la parte interna.

A continuación, se deja que el animal cierre el ojo y se realiza un masaje para distribuir la pomada uniformemente. El producto sobrante se debe eliminar con un pañuelo.

Supositorios

El empleo de supositorios para perros no es muy frecuente, pero puede ser necesario para calmar un dolor agudo. En tal caso se humedece el supositorio con agua, se levanta la cola del animal y se introduce el producto lentamente y sin forzar, pero empujándolo hasta el fondo, con la ayuda, por ejemplo, de un poco de algodón. Luego se mantiene la cola bajada sobre la zona peri anal por espacio de algunos minutos para impedir que el perro expulse inmediatamente el fármaco.


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